ALTA EN EL CIELO…
-¡Hola don Singulario! La semana pasada me dejó picando eso de la bandera ajedrezada como el arco iris, ¿me lo puede explicar? Encima me contó que la ostenta orgullosa en su boliche…
-Es una historia interesante. Me intrigó en su momento, cuando la pude ver flameando en manifestaciones multitudinarias y que, aunque desconocía su significado y procedencia, algo turbador a la vez que esperanzador me decían sus portadores con rasgos físicos y vestimenta propia del interior profundo.
-A mí también me intrigan sus colores, e incluso la forma cuadrada en lugar de rectangular como es habitual…
- En principio ese estandarte, que llaman Whipala pertenece a la civilización andina, pueblos que antes de la conquista europea se concentraban en lo que se había dado en llamar el Tiwantinsuyo abarcando parte de lo que es hoy Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina con comunidades aymaras, quechuas, guaraníes y muchas otras etnias vinculadas por razones geográficas, políticas, comerciales o simplemente sojuzgadas.
-¿Vendrían a ser los Incas?
-No me quiero meter en camisa de once varas porque la historia de los pueblos originarios es muy compleja y como dice Lito Nebia, “si la escriben los que ganan, debe haber otra historia”. Yo me ilustré con la que me contaron los libros, que se parece mucho a las películas gringas de blancos buenos contra indios malos. Los pueblos andinos están reescribiéndola y muchas aristas lastiman todavía según quién la analiza. La ponzoña inyectada por más de quinientos años de colonización sigue viva. Escuché varias versiones muy contradictorias y a la vez coherentes según de dónde provinieran. Lo interesante es que no obstante los localismos, parece que ese emblema se está imponiendo como símbolo de unidad.
-Ya que Ud. es un “ilustrado”, ¿porqué no nos transfiere algo de su resplandor?
-El origen de la Wiphala, despierta fuertes polémicas, hay quienes lo atribuyen como símbolo de los pueblos andinos antiguos, otros indican un origen moderno. Los primeros sostienen como argumentos hallazgos arqueológicos de tejidos, petroglifos, cerámicas, con motivos ajedrezados. También pinturas, dibujos y relatos de antiguos cronistas recordando que el patrón cuadrado y su estructura geométrica es propia de los valores estéticos andinos: «La Whipala es bastante más que la bandera y el emblema de la nación Andina [...] es la representación de su filosofía, simboliza la doctrina de Pachakama (principio, orden universal) y la Pachamama (madre, cosmos) que constituye el espacio, el tiempo, la energía y nuestro planeta. Actualmente es el símbolo de la resurrección de la cultura Tiwantinsuyo»
-¿Y cómo están dispuestos los colores? ¿Tienen algún significado?
-Es cuadrada con siete casilleros horizontales por siete casilleros verticales, cuarenta y nueve en total, el blanco la divide diagonalmente y cada color, –rojo, naranja, amarillo, blanco, verde, azul y violeta– tiene una significación simbólica, igual que su ubicación donde la parte superior se identifica con el sol y el día; la inferior con la noche. Sus cuatro lados encarnan cada una de las naciones originarias. «La encontramos izada en los acontecimientos sociales y culturales del hombre andino, en los encuentros comunitarios, en los matrimonios de la comunidad, cuando nace un niño, cuando se realiza el corte de cabello de un niño (similar a un bautismo cristiano), en los entierros, en fiestas solemnes, actos cívicos, competencias deportivas, bailes y danzas; etc»
-Lo que no comprendo don Singulario, y por ende me sobresalta, es esa dualidad en el uso. La llevan acompañando a las banderas nacionales y a la vez dicen que es la resurrección de otra cultura. Me asustan, me amenazan con destruir la mía. En Bolivia y Perú hubo encontronazos entre grupos que la llevaban solas y otros con sus banderas patrias.
- Yo protesto siempre contra los medios hegemónicos por la parcialización o tergiversación de las informaciones, eso lo leyó en algún diario seguramente. Antes de continuar le cuento que la mayoría de los pueblos originarios de Sudamérica, no sólo los andinos, la han adoptado como símbolo reivindicativo.
-Le propongo ahora un ejercicio: Si mañana juega la Selección contra Inglaterra y yo le regalo dos entradas ¿qué hace?
- Le doy las muchas gracias, cacho mi arrugada y desflecada bandera funebrera; le presto a mi nieto la celeste y blanca –con un mar de recomendaciones, reliquia del glorioso ‘78 (vade retro Videla y Cía.)– que dice “Vamos, Vamos, Argentina” y nos vamos a gritar con toda el alma los goles de Messi…
-Me emociona su esperanza utópica. Pero aprovecho esa respuesta para demostrarle que una bandera no desmerece a otras. Su apego a un club del ascenso (con perdón, ya hay muchos ex-campeones en esa división) no invalida al de la Selección que contiene a todos. Las culturas originarias que pretenden revivirse no atentan contra las existentes. Lo que reclaman es su derecho al respecto de la diversidad.
-Sin embargo me resuenan que en el fondo pretenden subvertir el orden instituido.
-¡Qué palabreja! Toda bandera, en su inicio es subversiva: Belgrano al crearla subvertía el orden colonial siendo en principio rechazada por el gobierno Central y hoy aquella celeste y blanco nos cobija a todos. San Martín para cruzar los Andes manda bordar una original que insufle fervor revolucionario y subversivo a sus hombres.
En el Uruguay flamea la blanca con cuatro franjas celestes, con el sol en el ángulo superior, pero mantienen perennes a sus costados dos históricas. Una la de Artigas imaginada para subvertir a los orientales: franja roja cruzando la federal azul y blanca. La otra, de Lavalleja que cruza el río con sus 33 valientes, subvirtiendo a su pueblo contra la opresión luso-brasilera: franjas azul, blanca y roja con la leyenda Libertad o Muerte. (Hoy han suprimido el lema)
-Pero eso que Ud. dice es historia, yo me refiero a estas nuevas banderas, como esa Whipala u otras que flamean grupos que nada tienen de democráticos.
-Creo que el término democracia se usa mucho y se lo respeta nada. Hace poco un fulano ruralero asustaba con el vaticinio de trapos rojos invasores. Ayer nomás un despechado por el ninguneo de las urnas volvió a embestir contra banderas subversivas. Pienso que, ciertos añoradores de tiempos espantosos que no volverán, se inventaron leyendas de terror para asustar a sus nietos antes de ir a dormir y terminaron creyéndoselas. Las banderas o estandartes, blasones o gallardetes son símbolos de unidad de quienes buscan sostener vínculos virtuosos…
-¿También la bandera negra con tibias cruzadas sobre una calavera?
-Los que la usaban terminaron siendo nombrados caballeros de un Estado que hoy es potencia… decadente. No son banderas las que forjan a los hombres. Son los humanos que sacralizan o demonizan a los símbolos. Y cuando son gobernados por la envidia, el odio y la ambición o hay emblema que valga.
-Bueno don Singulario, me parece que se vino medio moralejero…
-Es que mensajes de miedo y amenazas como esos, nos costaron no hace mucho la pérdida de una generación de jóvenes que ambicionaban una sociedad más justa e igualitaria. Las banderas en manos soñadores significan avanzar a paso vivo hacia metas extraordinarias. Nuestra gloriosa celeste y blanca, la wiphala de los pueblos originarios, las federales de cada provincia, las de los pueblos hermanos del Unasur flameando al son de canciones y bailes me proyectan una película con argumento de felicidad infinita
donsingulario@hotmail.com http://donsingulario.blogspot.com/
Bandera Nacional
Bandera de los Andes
Banderas del Uruguay
Wiphala