jueves, 29 de septiembre de 2011

Raúl Scalabrini Ortiz y los Empréstitos

Esta nota se publicó en el periódico Informaciones Semanales de San Martín (PBA) los sábados 17 y 24 de setiembre de 2011

Raúl Scalabrini Ortiz y los Empréstitos

-¡Hola don Singulario, lo veo enfrascado en esos papeluchos viejos como siempre, parece que si los chapa con fuerza se van a convertir en cenizas!
-Casi como a las momias. Hay que tratarlas con sumo cuidado, pero analizándolas podemos comprender la historia desde sus orígenes. Lo mismo pasa con los libros antiguos. Hoy me puse a revolver en mis archivos trabajos de Raúl Scalabrini Ortiz (RSO), que como le comenté en otras oportunidades, fue uno de mis maestros, me ayudó –cuando recién comenzaba a afeitarme– a comprender por qué pasaban las cosas que pasaban en mi país…
-Por sus años, supongo que afilaba un pedernal…
-Aprendí con mi abuelo a usar la navaja, pero mi viejo decidió que no quería un “Scarface” (apodo de Al Capone, cara cortada) en la familia, me dio una brocha y la maquinita con hojitas Legión Extranjera. La espuma la hacíamos con jabón Federal.  Y para los tajos, una piedrita de alumbre que te dejaba la piel estirada…
Pero ese no es el cuento, releyendo a don Raúl en los papeles que guardo junto con los de Jauretche, me llevaron recordar uno de sus primeros trabajos en F.O.R.J.A, que fue la conferencia que dictó en julio de 1939 “Historia del Primer Empréstito Argentino”.[1]
De su atenta lectura uno puede percibir con claridad meridiana no sólo nuestra historia fallida, sino porqué la economía actual es como es y cómo muchos gurúes que dictan cátedra son sólo maquinitas de repetir discursos remanidos que sólo sirven para los intereses hegemónicos. Así los retrataba
« [...] Mas grave aún que los técnicos que el país prepara a su costa en las universidades, acepten como una verdad inconcusa semejantes patrañas. Los técnicos –doctores en jurisprudencia y doctores en ciencias económicas– creen, porque así se les ha enseñado, que la casa Baring Brothers nos concedió en 1824 un empréstito de un millón de libras esterlinas y que ese cargamento de oro fue una semilla en que fructificó nuestro progreso [...]»
-Muy largo y enrevesado su párrafo don. Por favor aclare
-En aquel discurso, en plena década infame, comenzó analizando la inminencia de la segunda guerra en Europa y que se trataba de convertirla en mundial, imaginando que elegirían a nuestros jóvenes para luchar por la “libertad”, liderada especialmente por Inglaterra.
Luego de hacer un profundo recorrido de los intereses británicos, comenzando por el auxilio a los patriotas para nuestra “independencia de España”, acordando que por aquella época sus enemigos principales eran Francia con Napoleón y los EE.UU. recién independizado. Explica que una manera de situarse en las nuevas naciones era conceder préstamos en condiciones favorables a sus intereses. Pero resulta que sus enemigos también proponían lo mismo.
-Algo así como los avisos comerciales en competencia, que ofrecen la misma mercadería proponiendo diferentes formas de cuotas amigables y premios extras…
-Los británicos eran maestros en la materia, observe:
«El 8 de diciembre de 1824 Lord Liverpool escribía al duque de Wellington: “Estoy profundamente convencido de que si permitimos a esos nuevos Estados americanos consolidar su sistema y su política con los Estados Unidos de América, resultará fatal para nuestra grandeza en los próximos años, si no llega también a hacer peligrar nuestra civilización.”. –continúa y explica– Los norteamericanos fueron desalojados de Sud América en forma brutal [...]»
 -Bueno don, no se va a poner a hacer historia acá, y menos defendiendo a los yanquis,  vaya al grano
-De esa manera continúa, trayendo testimonios originales, como el del vizconde Chateaubriand, ministro francés que desenmascara la política inglesa en América, explicando que ellos también estaban dispuestos a prestar a las colonias, en una lucha de influencias internacionales, con espías, traidores, militares y negociadores varios, aunque perdieron la partida:
 « [...] Pero lo importante para nuestro estudio es destacar el carácter político del empréstito como procedimiento para conseguir influencias, por una parte, y por otra mostrar que en caso de necesidad Londres no era un mercado de dinero exclusivo y que pudimos contar, también, con el dinero francés, sea por empréstitos directos, sea con la intervención de España [...] Conseguir empréstitos de varias naciones rivales hubiera sentado la base de una política efectivamente nacional. Las naciones débiles deben deducir su independencia práctica de la mutua rivalidad de los fuertes [...]»
-Parece Maquiavelo enseñando al Príncipe o Sun Tzú en su Arte de la Guerra.
-Scalabrini Ortiz era un estadista y al analizar el contexto universal en que se gestaría aquel empréstito nos estaba dando una clase magistral de política internacional, que aún hoy muchos charlatanes deberían releer cuando proponen la opción de endeudarse para resolver los problemas. Comienza en el primer intento que ocurriría en 1818, con un empréstito a solicitar para libertar al Perú y adquirir una flota. Tiempo después Norberto de la Riestra, a pedido de Mitre,  consideraría
 « [...]  las garantías eran igualmente monstruosas y vejatorias. Todas las rentas, todas las tierras públicas quedaban especialmente afectadas al pago de interese y del principal [...]»
 Don Raúl opina que no se llevó a cabo posiblemente porque Inglaterra consideró que no estaban dadas las condiciones de sujeción y predominio.
-La excusa era la campaña de San Martín ¿no?
-Esa campaña se costeó con dineros propios. Pero Inglaterra persistió en ofrecer plata y sus personeros nativos acataron las propuestas, en 1824, ahora con la excusa de construir un puerto en Buenos Aires. Previendo la oposición de los grandes hacendados que deberían pagar los impuestos, se amplió el proyecto con la construcción de poblados que se transformaran en escudos contra los malones, y proveer de agua corriente a la ciudad de Bs. As.  RSO aquí opina que la zanahoria delante del burro era exquisita ¿quién se opondría? Hasta las amas de casa lo apoyarían.
-Quiere decir  –como el actual Alcalde para los subtes– que todo el mundo estaba contento pidiendo plata para hacer obras. Es probable que nadie pensara que después hay que pagar.
-Me parece que la pegó. Pero tampoco la plata llegó. Aquella opinión de De la Riestra (en 1857 gestionó el pago de la deuda sin ruborizarse) estaba bien fundada, los requisitos fueron aún más leoninos
« [...] a cambio de la ilusión [...] aparece la obligación de endeudarse al extranjero, inexcusablemente por imperativo legal. De más está decir que ni se construyó el puerto, ni se fundaron pueblos ni se surtió de aguas corrientes a la población. [...]  La discusión en la legislatura (demostró que eran) leyes beneficiosas para los intereses ingleses [...] de un lado están los hombres honrados, que presienten más que saben que la ley es nociva para la salud nacional. Argumentan con franqueza y pobremente sin alcanzar a asir el punto esencial de la materia. Del otro están los dialécticos diestros en la mentira, en la afirmación  inconsistente pero rotunda, que están seguros de contar con la aprobación de la mayoría parlamentaria. Son los tribunos venales que Inglaterra selecciona con minuciosa dedicación. En 1822 estaban Gascón, Castex y Passo. Del otro (malo) Lezica, Agüero, Valentín Gómez y el ministro de hacienda, doctor Manuel J. García, el más incondicional servidor que ha tenido Inglaterra entre nosotros, el “perfecto caballero británico” según la descripción de Lord Ponsonby [...]»
-¿Sabe don Singulario que me está interesando el asunto?
-La semana que viene veremos cómo explicaba RSO lo nefasto de aquel empréstito y con un poquitín de imaginación, comprenderemos qué intereses representan los que recomiendan persistir en consumarlos…

 Raúl Scalabrini Ortiz y los Empréstitos (II)
¡Hola don Singulario! Le cuento que mi nieto se metió en esa dirección de Internet que ofreció la semana pasada sobre la Historia del Primer Empréstito Argentino(*) de Raúl Scalabrini Ortiz (RSO) editado por F.O.R.J.A. en 1939 y le aparecieron un montón de hojas en color sepia que me las quiso imprimir para que lo leyera. No como hace Ud. que las condensa al estilo Selecciones…
-¡Qué bueno! Después me las presta para tener la versión completa en mi biblioteca, yo sólo poseo algunos recortes…
-¡Salga don! Como están en color y no las pudimos modificar, en dos hojas nos comió la tinta de la impresora, a la tercera hoja no se entendía nada. No tuve más remedio que leerla en la compu, me quedaron los ojos a la miseria…
-Bueno, por lo menos somos dos a los que la modernidad somete… Ud. recordará que don Raúl nos estaba contando cómo los ingleses le habían ganado de mano a los franceses de Napoleón en ese asunto de prestarnos plata para financiar obras…
-Lo leí y me reía –por no llorar– acordándome de otras situaciones similares, especialmente cuando cuenta cómo se votó la ley y con qué desparpajo se la dio vuelta…
-Es interesante seguir su desarrollo:
«[...] se vota una ley ya ajustada a los ocultos requerimientos británicos. Debo hacer notar de paso que todas las leyes fundamentales para aumentar y consolidar la hegemonía británica entre nosotros han sido votadas apresuradamente en las últimas sesiones  del año, como si todo el resto de la actividad legislativa fuese mero relleno, espacio para la intriga y el desahogo de la pasión política interna. La ley del 28 de noviembre de 1822 es una ley de concepción técnicamente perfecta, para la utilidad inglesa, redactada con un tono notablemente solemne. Sus dos artículos fundamentales dicen:
“Art.1º La Junta de Representantes de la Provincia de Buenos Aires, usando de la soberanía ordinaria y extraordinaria que reviste, reconoce el capital de cinco millones por fondo público, bajo las garantías del libro de fondos y rentas públicas; y bajo las mismas seguridades instituye la renta del 6 % sobre dicho fondo; asigna la suma de trescientos mil pesos sobre las rentas generales de la provincia para el pago de los réditos; y para chancelar (sic) el capital, adscribe de las mismas rentas la suma anual de veinticinco mil pesos, que hace su duocentésima, hasta su entera extinción”.
“Art. 2º Los fondos que establece el artículo anterior, no podrán circular sino en los mercados extranjeros”
Continúa Scalabrini Ortiz considerando: «La indeterminación de la ley anterior ha desaparecido. Aquí ya se dice con toda exactitud que el empréstito debe circular en el extranjero, es decir Londres ¡Maravillosa prestidigitación! A cambio de la ilusión de un puerto, de pueblos y de aguas corrientes, aparece la obligación de endeudarse al extranjero, inexcusablemente, por imperativo legal [...]»
-Don Singulario, yo sé que no le gustan los números y aquella conferencia se encuentra plagada de datos técnicos, balances, cuentas pero hay algunas anécdotas dignas de recordarse…
-Claro. Por ejemplo, cuando don Raúl recuerda aquellos debates, que ante las oposiciones de quienes entendían que se estaba perjudicando al país, el doctor Julián Segundo de Agüero, ministro de Gobierno de Rivadavia  
 «[...] tomó entonces la palabra y habló de generalidades durante dos sesiones seguidas. Agustín de Vedia en su Historia Financiera de la República, titulada “Banco Nacional”, anota esta observación aguda: “Es curioso observar una táctica empleada en estos largos debates. Cuando se trató la primera ley que autorizó el empréstito, sin determinar condiciones… se dijo, para vencer resistencias, que cuando llegara el caso de presentarse las bases del empréstito, la sala podría negar su aprobación si lo creyera conveniente. Al presentarse las bases se argüía como lo hizo el Dr. Agüero, “con que la legislatura había ya juzgado de la bondad de la operación [...]»
Ahora, la Comisión de Hacienda, viéndose acorralada por la férrea oposición al empréstito:
 «[...] recurrió al argumento de que “cada día se hacía más sensible la falta de numerario en la circulación y que la introducción de un nuevo capital, aplicado a fines tan útiles satisfacía también aquella necesidad.” La falta de numerario era una realidad irrefutable y ella tenía por causa principal la exportación que del oro realizaban desde los primeros tiempos de la revolución los comerciantes ingleses. El ayuntamiento de Buenos Aires decía que los barcos ingleses al zarpar con el precioso metal “desempeñan el mismo oficio que los galeones de las antiguas flotas españolas, con daño irreparable para el comercio nacional” [...]»
-Don Singulario, por ahí leí también que el oro que habían exportado los ingleses después que se derogara la prohibición propiciada por don Mariano Moreno en los primeros meses de la Revolución de Mayo, era impresionante. Máxime teniendo en cuenta que ese metal precioso era extraído aquí mismo, sin quedar ningún rédito al país.
-Dejando por un instante la conferencia de RSO, repasemos que después de Moreno fue necesario llegar hasta 1949. Ahí se votó el artículo 40 en la reformada Constitución Nacional declarando que los minerales eran de propiedad imprescriptible de la Nación. Sin comentarios también le recuerdo que se la derogó por un bando militar y éste fue avalado por los partidos que integraron la Junta Consultiva de la Revolución Libertadora. Hoy la ley permite que se continúen llevando el oro (también el litio entre otros) pagando moneditas.
-¿Otro día me cuenta de esa Junta don? ¿No le parece que se debería realizar un profundo debate por nuestras riquezas minerales? Ahora que se está analizando en el Congreso la propiedad de la tierra sería interesante pensar en los metales estratégicos, no sólo las formas de extracción sino en todas sus facetas de soberanía, económicas, medio ambiente, etc.
- Fíjese adonde nos llevó esta conferencia de 1939 dictada a poco de lo que sería la segunda Guerra Mundial.
Cuando RSO comenzó a analizar aquel asunto, del cual este trabajo que comentamos fue el hilván inicial y que tuviera como colofón otro libro que precisamente llevó por título Política Británica en el Río de la Plata, fue descubriendo no sólo los intereses propios del Imperio de su Graciosa Majestad, sino los desmanejos “patrióticos” de ciertos personajes que en diferentes épocas ocuparon puestos prominentes en la administración de la hacienda pública.
Aquí da testimonio de muchos de ellos, pero, con su rigor profesional característico, también desenrolló la madeja de complicidades y corrupción ocultada por la historiografía oficial.
-Es cierto don Singulario, le reitero que esa lectura en el monitor me movió toda la estantería (además de mis ojos) y aunque yo tampoco manyo de números y estadísticas me permitió entender con más claridad hoy, a esos expertos economistas que continúan pregonando la necesidad de tomar empréstitos…
-¿Sí?
-¡Claro, si se les cortó el chorro de las coimisiones con el FMI, probablemente esperan quedarse con algún vueltito en los nuevos negociados que proponen!
-Déjeme que concluya con lo expresado proféticamente por el gran Scalabrini al finalizar la conferencia:
«Queda, pues, sentado que el endeudamiento hacia Inglaterra es una obra finísima de la extraordinaria inteligencia política británica. Nuestra sumisión comenzó allí. Estamos ciegos y encadenados aún, sin perfilar en la sombra la individualidad de nuestro verdadero enemigo. Mas a pesar de la inminencia de horas que quizá sean extraordinariamente dolorosas, yo tengo una fe profunda en la juventud de mi tierra. La noche es más negra cuando está por dejar de ser noche. Hay una reserva tan grande, hay un potencial de energías y pasiones tan contenido, que quizá no esté lejano el día en que Buenos Aires, como en 1810, decida encabezar nuevamente la segunda y otra vez definitiva liberación americana. Sobre la frialdad de este estudio técnico, yo extiendo el calor de una certeza en el porvenir de mi tierra y en el destino histórico del país»

donsingulario@hotmail.com      http://donsingulario.blogspot.com/

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