Buscando por Internet los escritos de quien fuera uno de nuestros padres en la Patria me llevé la amarga desilusión que entre los infinitos caracteres que recorren el universo informático no figuraban algunas de las Memorias que Belgrano leyó ante el Real Consulado de Buenos Ayres el 16 de junio de 1809
(Hago aquí una acotación que me surgió inmediatamente después de escribirla: En la misma fecha de 1955 fue miserablemente bombardeada la Ciudad de Buenos Aires por aviones de la Armada Argentina que llevaban pintadas el símbolo del Cristo Vence, ¡Cuánta infamia!)
Hace tres años, con la misma inquietud, (13/6/2009) en nuestra columna del periódico Informaciones de San Martín reprodujimos el siguiente diálogo:
-Los escritos de Belgrano han sido, como todo lo que no se ajustaba a las medidas de la ideología porteña, motivo de rapiña por parte de los historiógrafos oficiales cuyo patriarca, don Bartolo decidió qué cosas debían ponerse y cuál no. Le voy a contar una anécdota que el profesor, Manuel Fernández López (MFL) relata lo que le ocurrió a Roque Gondra –que en 1923 escribiera el libro “Las ideas económicas de Manuel Belgrano”– mientras estudiaba los antecedentes en la biblioteca de Mitre; un día pasó el general y le preguntó que hacía. Informado por aquel le dijo: –no pierda el tiempo, joven, encontrará todo en mi Historia de Belgrano– Por suerte, cuenta MFL, Gondra no se desanimó y llegó a instalar la figura de Belgrano economista, que no estaba en la Historia de Mitre.
- ¿Ese Gondra publicó todo lo que Belgrano escribió sobre economía, don Singulario?
- Parece que se perdió mucho material. Le cuento que sobre el tema circulan por Internet, trabajos que realizaron los licenciados Roberto Varo y Luis A Coria “Conceptos Económicos en los Escritos de Manuel Belgrano” http://www.aaep.org.ar/espa/anales/pdf_98/varo_coria.pdf) y otro de Rodolfo Pastore para la Universidad de Quilmes, (http://www.bn.gov.ar/descargas/publicaciones/mat/h10.htm) que son muy enjundiosos contando con abundante información, y lo que es más importante citando fuentes sumamente variadas y confiables. En ambos trabajos consideran a Gondra como el descubridor del Belgrano economista.
-Entonces…
-Como hemos comentado la historia oficial sólo pinta un Belgrano militar y el pícaro redactor histórico se “olvidó” de muchísimo más. Al decir de MVL (destacado periodista también) Gondra desconocía, cuando escribió aquel libro “economista”, la existencia de algunas traducciones hechas por el prócer como así también otras Memorias leídas en el Consulado. Incluso una descubierta hace poco, que fuera desechada por aquél, en la que el pensamiento belgraniano raya a gran altura.
-A ver si lo entiendo, Bartolito escribió la monumental Historia de Belgrano que todos conocemos (por lo menos de nombre) y ese reportero Manuel cuenta que don Gondra descubrió que no estaba todo lo que debía estar, ¿voy bien?
-Ese reportero escribe la columna dominical llamada El Baúl de Manuel en el suplemento económico Cash de un importante matutino (Página 12). En cuanto a su síntesis en parte es correcta, siga…
-Soy de tranco cortito, hasta ahí nomás llego, no sé donde encontrar lo que escribió Belgrano…
Memorias de Manuel Belgrano Página 12 (c.1992) |
- Existe un librito “Memorias - Manuel Belgrano” de la colección Documentos de Página /12, cuya carátula informa que fue compilado por MVL, sin mayores datos de imprenta. En él se transcriben seis memorias leídas por el Secretario del Consulado Real de Comercio entre 1796 y 1809. También en el libro de Gondra y los que comenté más arriba.
Pienso que pasado el tiempo vale la pena que bajemos (o subamos) al ciberespacio la Memoria completa para aquellos inquietos buscadores que sólo creen que la Historia Oficial Argentina ya ha sido escrita. ¡Falta mucho todavía y estamos todos obligados, como bien dice nuestro egregio don Manuel ensalzando el comercio lícito y execrando el contrabando!
¡Ni un paso atrás!
MALES DEL CONTRABANDO[1]
Memoria escrita por el Licenciado Don Manuel Belgrano, Secretario por S. M. del Real Consulado del Virreynato de Buenos Ayres, en 1809
Señores.
La deplorable situación en que nos hallamos, casi rotos todos los vínculos de nuestro Comercio nacional por el tirano de la Europa, muchas veces ma ha hecho dexar la pluma de la mano para el desempeño de la obligación que me impuso el Rey nuestro Señor, viendo que, por todas partes se presentan obstáculos para la existencia de qualquier pensamiento que se proponga y obstáculos insuperables.
A cualquier lado que dirixo la vista, miro al Comercio, objeto el mas principal de nuestro Instituto, abatido y casi digo anonadado, pues que no tiene un camino por donde conducirse, y todos los impedimentos que cada vez mas lo llevan al exterminio, sin que se nos asome la esperanza de un remedio pronto y eficaz que sostenga esta columna principal de la felicidad de la Nación.
Mientras los honrados ciudadanos dedicados a la noble carrera están aguardando las sábias disposiciones de nuestro supremo Gobierno, otros amparados del espíritu cruel de la codicia, hollando todas las obligaciones y respectos, corren precipitadamente al inicuo trafico del contrabando, al parecer como empeñados en acabar y ultimar al Comercio lícito, y con él acelerar la destrucción del Estado.
Todo esto debe amilanar el espíritu mas fuerte y quitar vuelo á las ideas, que solo pueden tener existencia amparadas del Comercio: si este cesa, si perece, nuestros recursos irremediablemente se agotan; en vano nos cansaremos en proponer pensamientos, todo será inútil y al fin nos habremos contentado con pasar este momento sin efecto.
Que debe parecer, si subsiste este trafico vergonzoso contra la Ley, no lo dudemos. Y ademas pereceran todos los demas ramos de la utilidad pública a estas Provincias, que reciben su sustento y permanencia de solo el Comercio: recorramos nuestras barracas y hallaremos la multitud de frutos que tenemos depositados para pasto de la polilla; pasemos a nuestros Hacendados y los veremos en la miseria por la falta de valor de las producciones; en una palabra, todo se resiente de la falta del trafico licito.
Bien sabemos por notoriedad, la multitud de efectos que han entrado en esta Capital, y que se hallan abarrotados los almacenes a terminos de haber conocido palpablemente la baxa enorme en los géneros de consumo, particularmente algodones y lanas, efectos que solo han podido conducir esos barcos Ingleses que hemos tenido á la vista y todavía tenemos.
¿Y conqué se han pagado? ¿Quales han sido sus exportaciones? Por ventura el renglon que debe ser de nuestro mayor cuidado darle expendio, qual es el cuero, ¿há tenido algun aumento en su valor? No, Señores, todos los pagamentos se han hecho con dinero efectivo: unos pocos frutos que permite la clandestinidad se han comprado con aquel, el resto ha salido y sale continuamente en cambio de lo que se ha introducido e introduce.
¿Y quáles han sido las ventajas que hemos conseguido? La destruccion, el aniquilamiento de nuestros fondos, la existencia de una multitud de extrangeros, corrompedores de nuestras costumbres, tan afianzados en su pertenencia de estos Países, que he oido decir que ya se estan afincando.
Vuelvo a repetir que es deplorable nuestra situación, y que no podemos salir de ella hasta que Dios, por su infinita Misericordia, alivie los males de nuestra Madre Patria y el sabio Gobierno que nos dirige acceda á nuestras muchas y repetidas súplicas, que ya se le han dirigido por esta Cuerpo.
No obstante y puesto que no nos quedan recursos que tomar, yo me atrevo á proponer que qualificado que sea por nuestro Tribunal que un comerciante, sea quien fuere, ha hecho el contrabando, debe darle parte á esta Junta para que sea proscripto de nuestra Universidad y su nombre quede estampado con ignominia en nuestras Actas.
Ya veo que al hombre sin honor ni sentimientos, nada de esto le causara movimiento, y tal lo es aquel que se exercita en defraudar al Rey sus reales derechos, que expone á sus conciudadanos á que sufran mayores pechos y derechos para soportar la carga del Estado: pero á pesar de todo, tal vez de esta determinación resulte que algunos se retrahigan de este deprevado medio de enriquecerse con tanto perjuicio de los intereses públicos y privados.
Desengañemonos: jamas han podido existir los Estados, luego que la corrupcion ha llegado á pisar las Leyes y falta á todos los respectos. En un principio inconcuso que en tal situacion todo es ruina y desolacion, y si eso sucede a las grandes Naciones, ¿Qué no sucederá á cualquier ramo de los que contribuyen á su existencia? Si los mismos comerciantes entran en el desorden y se agolpan al contrabado, ¿qué ha de resultar al Comercio?: que se me diga, ¿qué es lo que hoy sucede al negociante que procede arreglado á la Ley? Arruinarse, porque no puede entrar en concurrencia en las ventas con aquellos que han sabido burlarse de ella.
¿Y no es digno de la execracion pública un hombre que asi falta á tan sanas obligaciones? Los hombres de bien, ¿no aplaudirán nuestro celo si no habiendo en nuestras manos otro arbitrio para contener ese mal destruidor de la Sociedad, adoptamos el de expulsar de un modo ignominioso á los que de los nuestros lo executan? Sí, Señores, agradecerán tan justa determinacion y mantendrán el respeto que debe merecerse un Cuerpo cuyo principal instituto es la proteccion y fomento del Comercio.
El mejor modo, el fundamento de su proteccion y fomento, debe ser ponerlo en el equilibrio que le corresponde, y esto no puede ser sin aniquilar el contrabando y con él la hidra del monopolio que todo lo devora, todo lo acaba, hasta derribar las columnas del edificio político.
Si es cierto, como lo aseguran todos los Economistas, que la reparticion de las riquezas hace la riqueza real y verdadera de un País, de un Estado entero, elevándolo al mayor grado de felicidad, mal podrá haberla en nuestras Provincias, quando existiendo el contrabando y con él el infernal monopolio, se reducirán las riquezas á unas quantas manos que arrancan el jugo de la patria y la reducen á la miseria.
Lo peor es que dandoles abrigo entre nosotros á esas manos infames, mañana aostumbrados al desarreglo y á faltar á los mas sagrados respetos de la Ley, trastornarán nuestros ultimos establecimientos, y seran capaces de cooperar a nuestra ruina total. No: el Real Consulado de Buenos Ayres debe dar muestras evidentes de un zelo, por el bien del Comercio nacional y de los intereses reciprocos de estas Provincias con los de la Madre Patria: ya han hecho quanto ha estado de su parte, representando á la Corte y á este Gobierno: establezca ahora que si que al comerciante que se le qualifique ser contrabandista se le proscribirá de nuestra Universidad, y para que esto tenga todo el efecto, que se solicite la aprobación de S. M.
Tal vez traspaso el orden de mis ideas, por la celeridad con que se agolpan á mi imaginacion, y la prontitud con que me hallo de apuntarlas, porque despues de tener escritos otros pensamientos para manifestarles á esta Junta, hé juzgado mas adecuado insinuar el desgraciado estado de nuestro Comercio licito, porque como ya le he expuesto, el equilibrio es la base principal del Comercio, como lo es en el orden natural para la conservacion de quanto Dios ha criado.
Me arrebata y exalta al extremo ver que estos extrangeros no solo se contentan con hacer el contrabando tan á su salvo, sino que ya tienen sus almacenes públicos, donde venden por mayor y menor, y lo que es todavia para mí mas escandaloso, que haya españoles que salgan al frente á cubrir semejante iniquidad.
Asi es que los vemos queriendo formar cuerpo de comercio Ingles, unos hombres que no solo están contra nuestras leyes en este suelo, sino contra las de su mismo País que les prohibe el contrabando. Ya en sus conversaciones han llegado á decidirse á no obedecer á nuestro Tribunal, y aun oponerse á sus determinaciones, en lo qual debe haber mayor vigilancia y cuidado, haciendoles sentir á las mas pequeñas desobediencias el peso de la autoridad.
Estan persuadidos aun, con un orgullo increible, que su poder es inmenso, y que por fuerza se les ha de admitir, y aun les parece que no hay autoridad que los juzgue, y por esto mismo se les debe hacer conocer la energia con que nuestros jueces consulares hasta ahora han sostenido las obligaciones de sus cargos: asi tal vez se contendran en sus limites, ya que nuestra desgracia quiere que vivan con nosotros, y tan apreciados aquellos mismos que tantos males nos trahen.
Buenos Ayres, circa 1809 |
La Cédula Ereccional previene que no se abra almacen, tienda, etc., sin primero obtener licencia de nuestro Tribunal: estoy persuadido que hay muchos sin ella: ¿y no será oportuno que se haga una indagacion de los extrangeros que estan con puros intereses suyos, y aun me aseguran que sin que los cubra el nombre de algun Español? En tal evento, inmediatamente debe procederse á sacarles la multa asignada y dar cuenta al Gobierno, como un dato autentico de la existencia de ese trafico ilicito. O quando no, dirigirse á la Junta Central en comprobacion de las repetidas Representaciones que se han dirigido.
Si no nos está bien hacer las veces de un Resguardo, porque seguramente esto seria alterar el orden y cada uno debe conservar su ocupacion, nos está muy conforme á nuestros deberes poner los medios que nos esta prescriptos en toda la extension que nuestras ordenanzas permiten.
Ya se ve, ¿esto qué contendrá, quando según S. E: sus providencias no bastan, que tiene el lleno del poder en las manos? Pero al menos se advertirá que este Real Consulado tiene zelo y sabe sostenerse cumpliendo las obligaciones que S. M. le tiene impuestas.
A esto se dirigen mis anhelos para que se conserve con el honor y decoro que hasta aquí, añadiendo mas y mas comprobantes de su amor al bien de la Nacion y prosperid particular de estas Provincias, que deben consolarse de hallar en este Cuerpo quien mire por sus intereses y los generales del Estado.
Las ideas apuntadas no necesitan de auxilios para planificarse, y podiamos quedar con el desconsuelo de no tener medios para verificarlos: está en nuestras manos la decision, sin traspasar los limites de lo que nos corresponde, mas la Junta las meditará y dará la existencia que le parezca, quedándome la satisfacción de haberlas propuesto, desempeñando una de mis principales obligaciones.
Esto que seria obra para qualquier Sesion, es hoy una Memoria porque lo creo muy de necesidad el que se execute quanto dexo apuntado, para que nuestro comercio de Buenos Ayres no tenga ese nombre tan injurioso e infame de contrabandista: que conozcan nuestros venideros que hombres de bien en medio de la corrupcion, y que el cuerpo xefe de Comercio de estas Provincias supo mantener la pureza de las Leyes en quanto estuvo de su parte y cumplió exactamente lo que le mandan sus ordenanzas.
Todavía adelantaría mis ideas, en un tiempo que se necesita mas vigilancia que nunca, pero me conteto con quanto dexo apuntado y con añadir que la Nacion exige de nosotros toda la atencion imaginable para el cumplimiento de las respectivas obligaciones que nos están impuestas.
Si cada uno de nosotros hace un poco de su parte en la reunion de ideas, habremos conseguido mucho adelantamientos á favor de nuestro Comercio y de los ramos que tienen mutua dependencia con él: que la Junta entienda los trabajos á que cada Individuo de los que la componen está obligado: mil objetos son de nuestra inspeccion, y todos claman por patrocinio y amparo. Las luces de sus Individuos, espero que me darán materiales con que exercitar mi pluma.
De este modo, nuestras Provincias tendrán siempre presente al real Consulado de Buenos Ayres, sin dudar que los veneficios de su Agricultura, Industria, Comercio, Caminos, etc., se los deberá á la dedicacion á tan útiles trabajos, unicos que pueden llevar estos Países á su felicidad, que hoy tienen la gloria de formar una parte integral de la Monarquía Española.
Buenos Ayres Junio 16 de 1809
En presencia de mi el Secretario, se enteró la Junta de la Memoria que me está mandado por S. M. escribir todos los años, y acordó pasar en vista al señor Síndico