jueves, 31 de enero de 2013

ASAMBLEA DEL AÑO XIII (II) (A.A.XIII) CAUTELAS y ASAMBLEAS…


Esta nota fue publicada en el Periódico Informaciones Semanales de San Martín (PBA) el 12 de enero de 2013 

CAUTELAS y  ASAMBLEAS…

-¡Hola don Singulario! Lo veo cauteloso…

- Disculpe, eso de las cautelares me tiene un poco podrid…,.

-Creo que a muchos. Mi vieja decía que tener cautela era una suerte de pocos y que en verdad esos ñatos eran medio sospechosos,  por las dudas no les diera mucha bola…

-El diccionario da varias acepciones a ese término y sus derivados, por ejemplo precaución y reserva con que se procede, pero también astucia, maña y sutileza para engañar. Su vieja sabía de qué hablaba…

-¡Mire Ud., eso de buscarle el significado a las palabras cada vez me gusta más! Estamos tan acostumbrados a largarlas o escucharlas, que a veces les perdemos el significado.

-Ayer escuché el término “cazabobos” que aludía a bombas camufladas que explotaban cuando alguien las tocaba sin querer; se usaron mucho en la primera guerra mundial, luego por extensión pasó a ser todo aquello que engañara a inocentes desprevenidos. Con las palabras uno puede pensar que en ciertos casos son cazabobos, les damos el sentido que ciertos comunicadores de turno le proponen y luego las repetimos como bobos.
Jauretche las llamaba zonceras y nos apuntó: [...] porque la gente azonzada no la curan los consejos; cuando muere el zonzo viejo queda la zonza preñada [...]

-Entonces don, ¿cómo podemos darnos cuenta que estamos pasando por bobos?

-Siguiéndolo a don Arturo: Basta detenerse un instante en su análisis para que la zoncera resulte obvia, pero ocurre que lo obvio pasa con frecuencia inadvertido, precisamente por serlo.
Decíamos que los artefactos cazabobos eran usados en situaciones violentas y para evitarlos se educaba a la población cómo detectarlos. En esta sociedad nuestra, tan maltratada por los medios hegemónicos y sus mecanismos de marketing –que venden cualquier truchada– es imprescindible estar atentos ante cada palabra que es muy repetida, y fundamentalmente por la cadena de la mala onda, el miedo y el desánimo, como se ha dado en llamar a ciertos pasquines y sus propaladores.

-Le decía que lo veía cauteloso, pero me parece más bien agresivo…

-Es que no pasa un minuto sin recibir ataques disimulados con informaciones sin fundamento que, cuando son descubiertas se travisten en otras parecidas, y así sigue como la calesita. Pensamos para esta nota, continuarla sobre el bicentenario de la Asamblea General Constituyente (que no dictó constitución alguna) pero la llegada de la Fragata Libertad acaparó todo los titulares (TV, radio, prensa escrita, comunicadores y politólogos de rancia estirpe y de los otros) que nos tuvieron con el corazón en la boca ante el peligro de encallar en los bancos de arena que rodean a Mardel, aparte de mil disparates más.
Fíjese que –descalificando la idoneidad de sus tripulantes– procuraban hacer creer que los bancos de arena serían fatales, cuando en verdad los bancos riesgosos son aquellos del corralito que pusieron en riesgo de disolución a la Nación.  
Pasemos sin más,  al tema que nos convoca este año:
La Asamblea –cuyo bicentenario celebramos– se imaginó con los mejores auspicios para dictar la independencia del rey y los españoles. El 24 de octubre de 1812 el nuevo Triunvirato llamó a elegir una asamblea “que vote y decrete la figura con que deben aparecer las Provincias Unidas en el gran teatro del mundo”
Con Juan José Passo como uno de los más fervientes promotores –era como un gato que siempre caía parado, probablemente por su capacidad legal y administrativa, amén de su acendrado patriotismo– el gobierno que integraba junto a Francisco Belgrano y Antonio Álvarez Jonte, la convococaron y parte del texto del documento dice cosas como:
 En vano los impostores políticos, ó erguidos aristocratas intentarán paralizar esta justa empresa enlazando el interés público con el mantenimiento de antiguos abusos á la par de esteriles esperanzas : los tiempos y la fuerza misma de las cosas han completado ya la revolucion moral en los sentimientos é ideas de los americanos; su indefinición politica, ó su neutra permanencia, ó los arrastraría á la disolución de una espontánea anarquia, ó los volveria á sepultar en la calma estúpida de la más ignominiosa servidumbre, descendiendo á ella con los sagrados derechos de que no hubiesen hecho uso en su tiempo y en su tumo. ¿Por qué se temerá escuchar por primera vez la voluntad de todos los pueblos que pueden libremente explicarla? ¿Qué acontecimiento podrá hacer gravitar los ultrages de la servidumbre sobre los pueblos aun oprimidos con mayor estrago y fiereza, quando los sucesos de La Paz, Cochabamba, y Potosí, han completado ya los términos de ferocidad, desolación y tiranía? Mantenganse, si se quiere, los abusos mismos ó las envegecidas instituciones; pero reciba al menos qualquiera determinacion el gran caracter del consentimiento público, para que regle la conducta de unos pueblos que no deben ya ser gobernados sino por verdaderas leyes dictadas en una asamblea general. (todo sic)

-Don Singu, parece que había bambolla y ciertos ñatos estarían fragoteando por lo que esa convocatoria deja entrever. Me imagino a don Juan José calentito ante los gaitas que había ayudado a rajar un glorioso 25 de Mayo y que seguirían parapetados en sus negocios monopólicos. No me caben dudas que estaban ayudados por los gringos que se quedaron después de las invasiones, casados con las señoritas de la alta sociedad. Me figuro un Buenos-Ayres como Casablanca, llena de espías, comerciantes, diplomáticos de las potencias del momento y otros aventureros tratando de sacar tajada de la incipiente revolución.
¿Y sabe algo más? Me parece un texto de profunda actualidad…

-No se ha equivocado, vale la pena leer la correspondencia de sus habitantes más “caracterizados” para comprender que los que pedían reconciliación, paz, buenos modales y demás términos que se han vuelto a poner en boga, eran esos que Ud. nombra, mientras que los patriotas, revolucionarios de verdad, estaban “crispados” no dejándose avasallar (rechazaban ser vasallos de rey alguno). Parece ser que eso de los buenos modales los reclaman aquellos que cuando están en el poder se los olvidan…
Déjeme terminar hoy, recordando que San Martín fue uno de los principales promotores de este Segundo Triunvirato elegido para esa convocatoria independentista y constituyente. Que José Gervasio de Artigas fue otro de sus más fanáticos defensores regresando con su pueblo desde el Ayuí luego del memorable y triste éxodo y que a las puertas de Montevideo, en Peñarol llamó a elegir los diputados que representarán a la Provincia Oriental.
Y que esos buenos deseos, como tantos otros fueron todos abortados por la plutocracia porteña, sus seguidores y la mano todopoderosa del imperio pirata. La seguiremos… 



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