Esta nota fue publicada en el Periódico Informaciones Semanales de San Martín (PBA) el 23 de febrero de 2013
Asamblea del Año XIII
DONES Y SEÑORÍAS
-¡Hola Don Singulario! ¿No me diga que va a
hablar en primera persona? ¡Usted sí que es un Señor!
-Empecemos por el principio como corresponde…
-Siempre se empieza por
el principio Don, luego se sigue hasta finalizar, y como en las pelis llega el the end…
-No se haga el chistoso,
el principio es que deje de llamarme don con mayúscula, ni intente adjudicar un
título nobiliario…
-Yo había oído decir que
Don proviene de las iniciales De
Origen Noble, y lo puse con mayúscula sólo para prestigiarlo un poco
más, porque lo merece, por su nobleza de espíritu, por su…
-¡Alcahuetería barata,
bah…! Le respondo a lo gran Quevedo:
“Don Turuleque me llaman
pero pienso que es adrede
porque no sienta
muy bien
el don con el Turuleque “
Siga con el don Singulario a secas con el que
me bautizó un ciclista anónimo al pasar por la difunta librería…
-Bueno don minúsculo, ¿a
que viene entonces el título de la nota?
-Como habíamos expresado
al comenzar este año, pensamos que sería una buena idea dedicar la columna a
temas concatenados con lo ocurrido hace doscientos años alrededor de la Magna
Asamblea Constituyente…
-Título de un capítulo de
la Historia Argentina de José María Rosa…
Historia Argentina de José María Rosa |
-El “Pepe” como le decían,
maestro del revisionismo…
-La convocatoria no
cumplió con su objetivo primordial, pero afirmó, ancló con fuerza dogmas nacidos
en la Revolución de Mayo…
-Muchos de ellos pocas
veces respetados…
-Deje de interrumpir con
apreciaciones tremendistas. Nadie puede negar la influencia que tuvo sobre los
derechos humanos y la conformación como sociedad soberana.
-Es verdad don Singu,
pero como Ud. dice algunas propuestas bicentenarias todavía están esperando en el
freezer. ¿Qué le parece si encaramos
alguna?
-¡Aramos dijo el
mosquito! Aprovechemos el título de la nota…
(Detengámonos un instante para recordar que en
la Asamblea no se labraron actas, pero lo tratado era dado a publicidad en el
periódico oficial El Redactor de la
Asamblea. La monumental obra de siete tomos dirigida por Emilio Ravignani, Asambleas Constituyentes Argentinas, –Buenos
Aires, 1937, tomo I, ps. 3/104– contiene el material que utilizamos.)
Vayamos entonces la
sesión del 21 de mayo de 1813:
«Si las virtudes
son decretos de muerte baxo la dominación
de los tiranos, los crimenes dan casi siempre un derecho exclusivo á
pretender las recompensas. El despotismo mira con horror la presencia de los
hombres justos, y para hacer insuficientes sus clàmores, atribuye à la naturaleza
el ultrajante designio de envilecer á los hombres solo porque la fortuna no
deslumbró á sus padres con la brillantez
del oro, y los prestigios de la vanidad. Mas por violento que sea este
trastorno, es demasiado natural la conducta de sus autores. Para sostener la
esclavitud de los pueblos, no tienen otro recurso que convertir en mérito el
orgúllo de sus seqüaces, y colmarlos de distinciones que fundan una distancia
inmensa entre el infeliz esclavo, y su pretendido señor. Este es el origen de
los títulos de Condes, Marqueses,
Barones, &c. que prodigaba la córte de España para doblar el peso de
su cetro de hierro, que gravitaba sobre la inocente América. Lejos de nosotros
tan exêcrable, como odiosas preeminencias: un pueblo libre no puede ver delante
de la virtud, brillar al vicio. Estas consideraciones han movido á la Asamblea,
despues de una discusion provocada por el cîudadano Alvear autor de la mocion a
expedir la siguiente /LEY
La Asamblea - Óleo de Francisco Fortuny (Historia de la Argentina de Ernesto Palacio; pág 48 T 2) |
«La Asamblea
general ordena la extincion de todos los títulos de Condes, Marqueses, y
Barones en el territorio de las Provincias unidas del Río de la Plata. –Firmado.- Juan
Larrea, presidente.= Hipólito
Vieytes, secretario»
-¡Qué podridos de
rendirles pleitesía estarían! Ya los veo: “sí señor marqués”, “cómo no señora
condesa”, “a sus órdenes majestad” …
-No sólo liquidaban el
tratamiento de cortesía. Revolucionaban la sociedad basándose en la libertad y
la igualdad. Comenzar por las formas era de sabios. Pero, lamentablemente las
costumbres, aunque sean injustas, no se pueden modificar sólo con leyes.
-¿Ud. cree don?
-Era necesario que el
pueblo todo lo asumiera, pero los viejos intereses usarían todos los
medios para que nada cambiara.
Como lo expresa
brillantemente los considerandos, una forma de mantener los privilegios era la
de separar al poderoso del inferior y muchos que se montaron a la Revolución no
estaban dispuestos a perder esos privilegios. Manipulando a algunos ingenuos
representantes, se aprovechó la natural egolatría humana para trocar títulos
nobiliarios por otros honoríficos…
-Me acuerdo don, que ya
Moreno había propiciado un decreto de supresión de honores con aquella frase “ni ebrios ni dormidos…” que le costara tantos enemigos, salida
del gobierno y su muerte dudosa.
-Exactamente. Los
revolucionarios comprometidos sabían lo difícil que sería desterrar privilegios
tan antiguos. Defendiendo su Plan de Operaciones don Mariano diría estas
proféticas palabras: «…y así no debe escandalizar
el sentido de mis voces, “de cortar cabezas, verter sangre y sacrificar a toda
costa” [...] Porque ningún estado
envejecido puede regenerarse sin cortar sus corrompidos abusos…
-Le
decían jacobinos por los franceses adictos a guillotinar reyes y nobles…Menos
mal don, que esos tratamientos aristocráticos ahora sólo se ven en el canal de
Disney, aunque algunos cholulos sueñen con cortes europeas y posiblemente
“nuestro” Papa o Reina.
-No crea, aún subsisten
tratamientos que recuerdan que la Revolución de Mayo dejó algunos pocos hilos
sueltos. Por ejemplo tenemos una “Suprema Corte” con sus cortesanos asentados
en el “Palacio de Justicia”. Para dirigirse a cualquier juez, hasta el más
pichulito de tránsito, es necesario
tratarlos de Su Señoría o Su Excelencia…
-Están sentados en
estrados que parecen tronos, sólo falta que se pongan túnicas y pelucas…
-También tenemos los
“Honorables” diputados, senadores, concejales, o los togados reverendísimos,
ilustrísimos, &c. (a la antigua) ¡Cuánto
más democrático serían que todos los funcionarios trocasen esos tratamientos
por el usted, Señor o Señora, que tan
orgullosamente detentan en el Poder Ejecutivo!
-Como Ud. dice don
Singulario, aquella Asamblea Constituyente no dictó constitución alguna, pero
levantó un edificio perdurable, al que de vez en cuando tenemos que refaccionar,
por ejemplo donde se sientan todavía Señorías juzgando a quienes consideran “súbditos”
o “vasallos”…
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