martes, 12 de marzo de 2013

DONES Y SEÑORÍAS


Esta nota fue publicada en el Periódico Informaciones Semanales de San Martín (PBA) el 23 de febrero de 2013 


Asamblea del Año XIII
DONES Y SEÑORÍAS

-¡Hola Don Singulario! ¿No me diga que va a hablar en primera persona? ¡Usted sí que es un Señor!

 -Empecemos por el principio como corresponde…

-Siempre se empieza por el principio Don, luego se sigue hasta finalizar, y como en las pelis llega el the end…

-No se haga el chistoso, el principio es que deje de llamarme don con mayúscula, ni intente adjudicar un título nobiliario…           

-Yo había oído decir que Don proviene de las iniciales De Origen Noble, y lo puse con mayúscula sólo para prestigiarlo un poco más, porque lo merece, por su nobleza de espíritu, por su…

-¡Alcahuetería barata, bah…! Le respondo a lo gran Quevedo:

Don Turuleque me llaman 
 pero pienso que es adrede 
 porque no sienta muy bien 
 el don con el Turuleque


Siga con el don Singulario a secas con el que me bautizó un ciclista anónimo al pasar por la difunta librería…

-Bueno don minúsculo, ¿a que viene entonces el título de la nota?

-Como habíamos expresado al comenzar este año, pensamos que sería una buena idea dedicar la columna a temas concatenados con lo ocurrido hace doscientos años alrededor de la Magna Asamblea Constituyente…


-Que no dictó constitución alguna…

-Título de un capítulo de la Historia Argentina de José María Rosa…
Historia Argentina de José María Rosa

-El “Pepe” como le decían, maestro del revisionismo…

-La convocatoria no cumplió con su objetivo primordial, pero afirmó, ancló con fuerza dogmas nacidos en la Revolución de Mayo…

-Muchos de ellos pocas veces respetados…

-Deje de interrumpir con apreciaciones tremendistas. Nadie puede negar la influencia que tuvo sobre los derechos humanos y la conformación como sociedad soberana.

-Es verdad don Singu, pero como Ud. dice algunas propuestas bicentenarias todavía están esperando en el freezer. ¿Qué le parece si encaramos alguna?

-¡Aramos dijo el mosquito! Aprovechemos el título de la nota…
 (Detengámonos un instante para recordar que en la Asamblea no se labraron actas, pero lo tratado era dado a publicidad en el periódico oficial El Redactor de la Asamblea. La monumental obra de siete tomos dirigida por Emilio Ravignani, Asambleas Constituyentes Argentinas, –Buenos Aires, 1937, tomo I, ps. 3/104– contiene el material que utilizamos.)

Vayamos entonces la sesión del 21 de mayo de 1813: 

«Si las virtudes son decretos de muerte baxo la dominación  de los tiranos, los crimenes dan casi siempre un derecho exclusivo á pretender las recompensas. El despotismo mira con horror la presencia de los hombres justos, y para hacer insuficientes sus clàmores, atribuye à la naturaleza el ultrajante designio de envilecer á los hombres solo porque la fortuna no deslumbró  á sus padres con la brillantez del oro, y los prestigios de la vanidad. Mas por violento que sea este trastorno, es demasiado natural la conducta de sus autores. Para sostener la esclavitud de los pueblos, no tienen otro recurso que convertir en mérito el orgúllo de sus seqüaces, y colmarlos de distinciones que fundan una distancia inmensa entre el infeliz esclavo, y su pretendido señor. Este es el origen de los títulos de Condes, Marqueses,  Barones, &c. que prodigaba la córte de España para doblar el peso de su cetro de hierro, que gravitaba sobre la inocente América. Lejos de nosotros tan exêcrable, como odiosas preeminencias: un pueblo libre no puede ver delante de la virtud, brillar al vicio. Estas consideraciones han movido á la Asamblea, despues de una discusion provocada por el cîudadano Alvear autor de la mocion a expedir la siguiente /LEY 
La Asamblea - Óleo de Francisco Fortuny
(Historia de la Argentina de Ernesto Palacio; pág 48 T 2)
«La Asamblea general ordena la extincion de todos los títulos de Condes, Marqueses, y Barones en el territorio de las Provincias unidas  del Río de la Plata. –Firmado.- Juan Larrea, presidente.= Hipólito Vieytes, secretario»

-¡Qué podridos de rendirles pleitesía estarían! Ya los veo: “sí señor marqués”, “cómo no señora condesa”, “a sus órdenes majestad” …

-No sólo liquidaban el tratamiento de cortesía. Revolucionaban la sociedad basándose en la libertad y la igualdad. Comenzar por las formas era de sabios. Pero, lamentablemente las costumbres, aunque sean injustas, no se pueden modificar sólo con leyes.

-¿Ud. cree don?

-Era necesario que el pueblo todo lo asumiera, pero los viejos intereses usarían todos los medios  para que nada cambiara.

Como lo expresa brillantemente los considerandos, una forma de mantener los privilegios era la de separar al poderoso del inferior y muchos que se montaron a la Revolución no estaban dispuestos a perder esos privilegios. Manipulando a algunos ingenuos representantes, se aprovechó la natural egolatría humana para trocar títulos nobiliarios por otros honoríficos…

-Me acuerdo don, que ya Moreno había propiciado un decreto de supresión de honores con aquella frase “ni ebrios ni dormidos…”  que le costara tantos enemigos, salida del gobierno y su muerte dudosa.

-Exactamente. Los revolucionarios comprometidos sabían lo difícil que sería desterrar privilegios tan antiguos. Defendiendo su Plan de Operaciones don Mariano diría estas proféticas palabras: «…y así no debe escandalizar el sentido de mis voces, “de cortar cabezas, verter sangre y sacrificar a toda costa” [...] Porque ningún estado envejecido puede regenerarse sin cortar sus corrompidos abusos…

-Le decían jacobinos por los franceses adictos a guillotinar reyes y nobles…Menos mal don, que esos tratamientos aristocráticos ahora sólo se ven en el canal de Disney, aunque algunos cholulos sueñen con cortes europeas y posiblemente “nuestro” Papa o Reina.

-No crea, aún subsisten tratamientos que recuerdan que la Revolución de Mayo dejó algunos pocos hilos sueltos. Por ejemplo tenemos una “Suprema Corte” con sus cortesanos asentados en el “Palacio de Justicia”. Para dirigirse a cualquier juez, hasta el más pichulito de tránsito,  es necesario tratarlos de Su Señoría o Su Excelencia…

-Están sentados en estrados que parecen tronos, sólo falta que se pongan túnicas y pelucas…

-También tenemos los “Honorables” diputados, senadores, concejales, o los togados reverendísimos, ilustrísimos, &c. (a la antigua)  ¡Cuánto más democrático serían que todos los funcionarios trocasen esos tratamientos por el usted, Señor o Señora, que tan orgullosamente detentan en el Poder Ejecutivo!

-Como Ud. dice don Singulario, aquella Asamblea Constituyente no dictó constitución alguna, pero levantó un edificio perdurable, al que de vez en cuando tenemos que refaccionar, por ejemplo donde se sientan todavía Señorías juzgando a quienes consideran “súbditos” o “vasallos”…



No hay comentarios:

Publicar un comentario