Rumbeando p’al Bicentenario
El Contrato Social [1]
- Qué tipografía rara que tiene ese libro que está leyendo, don
- Es una edición completa fascimilar del Contrato Social que fue impreso en Buenos Aires por la Real Imprenta de Niños Expósitos en 1810…[2]
- Cuando el sol del 25 venía asomando…
-Exactamente, pocos días después el Dr. Mariano Moreno impulsó la impresión y redactó la introducción,
- ¿Y qué iban a contratar?
- Algunos miembros de la Primera Junta estaban influenciados por las ideas progresistas de la Revolución Francesa y Juan Jacobo Rosseau era uno de los intelectuales más influyentes. Moreno fue uno de ellos.
-¿Fundó La Gaceta, no? Mi nieto tuvo que dar esa lección por el día del periodista.
- Defensor a ultranza de las libertades populares en oposición al autoritarismo imperante, entendió que el pensador ginebrino debían ser conocido. Su prólogo es de antología.
“La gloriosa instalación del gobierno provisorio de Buenos-Ayres ha producido tan feliz revolución en las ideas, que agitados los ánimos de un entusiasmo capaz de las mayores empresas, aspiran por una constitución juiciosa y duradera, que restituya á el pueblo sus derechos, poniendolos á el abrigo de nuevas usurpaciones. Los efectos de esta favorable disposición serían muy pasageros, si los sublimes principios del derecho público continuasen reservados á diez o doze literatos, que sin riesgo de su vida no han podido hacerlos salir de sus estudios privados. Los deseos mas fervorosos se desvanecen, si una mano maestra no vá progresivamente encadenando los sucesos, y preparando por la particular reforma de cada ramo la consolidacion de un bien general, que haga palpables á cada ciudadano las ventajas de la constitución, y lo interese en su defensa como en la de un bien propio y personal. Esta obra es absolutamente imposible en pueblos, que han nacido en la esclavitud, mientras no se les saque de la ignorancia de sus propios derechos, en que han vivido. […] En vano sus intenciones serán rectas, en vano provocarán congresos, promoverán arreglos, y atacarán las reliquias del despotismo; si los pueblos no se ilustran, sino se vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede, y lo que se le debe, nuevas ilusiones sucederá á las antiguas, y despues de vacilar algun tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte, mudar de tiranos, sin destruir las tiranías […]”.
-¡Pare un poco don! ¿Esto lo escribió en 1810? Si parece un discurso de barricada de ayer. ¡Don Mariano la tenía clara!
“En tan críticas circunstancias todo ciudadano está obligado, a comunicar sus luces y sus conocimientos; y el soldado que opone su pecho á las balas de los enemigos exteriores no hace mayor servicio, que el sabio que abandona su retiro y ataca con frente serena la ambición, la ignorancia, el egoismo, y demas pasiones, enemigos interiores del estado y tanto mas terribles, quanto exercen una guerra oculta, y logran freqüentemente de sus rivales una venganza segura […]”
- Me parece que le está tirando una patadita a Saavedra ¿no?
“Me lisongeo de no haber mirado con indiferencia una obligación tan sagrada de que ningun ciudadano está exceptuado, y en esta materia creo haber merecido mas bien la censura de temerario, que la de insensible ó indiferente; pero el fruto de mis tareas es muy pequeño, para que pueda llenar la grandeza de mis deseos; y siendo mis conocimientos muy inferiores á mi zelo, no he encontrado otro medio de satisfacer este, que reimprimir aquellos libros de política, que se han mirado siempre como el catecismo de los pueblos libres, y que por su raresa en estos países, son acreedores á igual consideracion, que los pensamientos nuevos y originales […] Los tiranos habian procurado diestramente este golpe, atribuyendo un origen divino á su autoridad; pero la impetuosas eloqüencia de Rosseau, […] los pueblos aprendieron á buscar en el pacto social la raiz y único origen de la obediencia, no reconociendo a sus xefes como emisarios de la divinidad, mientras no mostrasen las patentes del cielo, en que les destinaba para imperar sobre sus semejantes: pero estas patentes no se han manifestado hasta ahora, ni es posible combinarlas con los medios, que freqüentemente conducen al trono y á los gobiernos”
- No le faltaba humor al Prócer. Aún hoy aparecen emisarias/os divinas/os…
“Es facil calcular las proscripciones que fulminarían a los tiranos contra una obra, capaz por si sola de producir la ilustracion de todos los pueblos; pero si sus esfuerzos lograran substraerla á la vista de la muchedumbre, los hombres de letras formaron de ella el primer libro de sus estudios; y el triunfo de los talentos del autor no fue menos glorioso por ser oculto y en secreto. Desde que apareció este precioso monumento del ingenio, se corrigieron las ideas sobre los principios de los estados, y se generalizó un nuevo lenguaje entre los sabios, que aunque expresado con misteriosa reserva, causaba zozobra á el despotismo, y anunciaba su ruina […] Como el autor tubo la desgracia, de delirar en materias religiosas, suprímo el capitulo y principales pasages, donde há tratado de éllas. He anticipado la publicación de la mitad del libro, porque precisando la escasez de la imprenta á una lentitud irremediable, podrá instruirse el pueblo de los preceptos de la parte publicada, entretanto que se trabaja la impresión, de lo que resta; ¡Feliz la patria si sus hijos saben aprovecharse de tan importantes lecciones! Firmado Dr. Mariano Moreno”
-¡Que fantástico documento! ¿Entonces primero se publicó una parte y después la otra don Singulario?
- Se publicó el Contrato Social en dos tomos, el primero de 99 páginas y el segundo de 67 páginas. Aunque los libros tuvieron vida fugaz…
- Claro, me imagino que no se reimprimieron…
- ¡No! El 5 de febrero de 1811 el Cabildo de Buenos Aires, resolvió devolver los ejemplares al impresor con los siguientes argumentos: “Reflexionaron dichos SS. que la primera parte reimpresa del Contrato Social de Rousseau no era de utilidad a la juventud y antes bien, pudiera ser perjudicial por carecer aquella de los principios que debiera estar adornada…; y en vista de todo creyeron inútil, superflua y perjudicial la compra que se ha hecho de los doscientos ejemplares de dicha obra”. Al igual que estos libros su impulsor pasó a mejor vida pocos días después, el 4 de marzo de 1811.
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