lunes, 28 de marzo de 2011

LOS IMPRESCINDIBLES: FEDERICO GARCÍA LORCA

Los Imprescindibles [1]

- Don Singulario, con ese título calculo que nos va a contar la historia de los cementerios, ¿o me equivoco?
- Cierto que los camposantos está llenos de imprescindibles, pero no es a esos que me quiero referir, Silvio Rodríguez y Paenza recuerdan a Bertolt Brecht cuando dicen que hay quienes luchan un día y son buenos, otros que luchan un año y son mejores pero hay quienes luchan toda la vida y, esos son imprescindibles.
Hemos venido hablando de algunos y queremos continuar recordando a otros.
- Ya sé, me va a hablar de Karadajián, del indio Comanche, el Caballero Rojo, o de Monzón, Gatica, Pascualito …
- ¡Pare la mano! Todos los que nombró y muchos más fueron los mejores en su época y profesión pero no es a ellos que me quiero referir.
Hoy quiero recordar algunos de  esos imprescindibles que marcaron rumbos, desde su quehacer particular, la poesía, el teatro, la pintura, la caricatura y otras manifestaciones artísticas y que por lo mismo fueron perseguidos. Es que esa mirada desde  el otro hemisferio cerebral los transforma en adivinadores del futuro.
- Para mi los adivinos son chantas que juegan con la incredulidad ajena.
- No me refería a esos, pensaba en aquellos que no proponiéndoselo emiten mensajes que la posteridad recoge con admiración. Vea, por ejemplo, si este pasaje no empalma con  un sentimiento universal frente al actual desastre económico:
Que ya las cobras silbarán por los últimos pisos. / Que ya las ortigas estremecerán patios y terrazas. / Que la Bolsa será una pirámide de musgo. / Que ya vendrán lianas después de los fusiles / y muy pronto, muy pronto, muy pronto. / ¡Ay, Wall Street!
- Me aterró con esa visión  don Singulario, parece una escena de esas películas de extraterrestres que asolan la Metrópoli,  con humanos que escapan desesperados de los invasores y los edificios caen como castillos de naipes. ¿Quién lo escribió?
- Un imprescindible de la poesía castellana, cuyos versos, obras teatrales e incluso canciones, pintan con un sabor inconfundible las alegrías y tristezas de su pueblo. Imagine su inteligencia profética, que, describiendo su viaje (1929), detecta el miedo de los habitantes en Danza de la Muerte en el libro Poeta en Nueva York -de ahí tomamos aquellas líneas-. Usted vio en esas imágenes de invasores, lo que él veía en realidad, y lo que hoy nosotros observamos por televisión: corredores de bolsa histéricos y familias desesperadas que pierden sus casas por hipotecas impagables.
- Déme una ayudita don, ese tipo estaba describiendo la gran ciudad del norte en tiempos de la Depresión… No tengo la menor idea de quien puede ser…
- El gran Federico
- ¡Salga! Federico Lacrozze no era poeta, el manejaba tranvías.
- García Lorca,  quien produjera una galería de imágenes literarias que, ni el más fino fotógrafo o cineasta podría igualar. Ud. vio en esas estrofas el apocalipsis real, es que pintaba con palabras las imágenes.
- ¿Era medio marica, no?
- Era un ser humano maravilloso que a su paso sembraba alegría y amistad. Su pregunta, teñida de un anacrónico machismo discriminador, no merece respuesta.
- Disculpe don, es esa mala costumbre de etiquetar. A mi tampoco me importa pero, a veces…,  Claro que lo oí nombrar, ¿no era el que se llevó una  minita al río una noche de santos, una fulana que se ponía un montón de corpiños, y que lo engrupió porque estaba casada?
- Me parece que Ud. sólo lee Playboy. La Casada Infiel forma parte del libro Romancero Gitano y es uno de los poemas más conocidos por su erotismo: “Y que yo me la llevé al río / creyendo que era mozuela, / pero tenía marido…”  En sus poemas, las descripciones que hace de los gitanos, de su ciudad y fundamentalmente de la Guardia Civil le enajenaron el odio de los poderosos.
En otro ensayo,  hace un homenaje a su ciudad natal, Córdoba, que uno desearía visitarla y vivir en ella…
- Yo estuve de vacaciones en Cosquín y estaba llena de cantores y poetas, pero no sabía que era de allí. ¿Así que hablaba con el cantito?
- Tenía un hermoso gracejo andaluz porque era español y también tocaba el piano. Estuvo de visita en la Argentina, de la que fue un huésped privilegiado y durante su estada todo fue fiesta y alegría porque lo rodeaban los más admirables artistas del momento. Hay muchísimas anécdotas. Hay una  que lo pinta de cuerpo entero junto a otro imprescindible, me refiero a Pablo Neruda.
- ¿El chileno?
- Sí, en un homenaje a Rubén Darío -un ineludible más-,  fueron invitados a decir las palabras alusivas. Y ellos, con un guiño cómplice se pararon a la vez y comenzaron (lo traigo de memoria):
- Federico: Señoras…
- Pablo: …y señores…
- Federico: Es un alto honor…
- Pablo: …compartir con…
Y así continuaron toda la perorata con el beneplácito de los presentes, divertidos a más no poder ante lo desopilante del momento y la calidad del discurso compartido en la modalidad llamada “al limón”
- Me hubiera gustado oírlos, sería como un payada…
- La payada es un contrapunto y el limón es un trabajo compartido.
- ¡Ah! ¿Todavía viven esos ñatos?
- Ambos murieron hace tiempo trágicamente, a Federico lo fusilaron y Pablo murió de tristeza. El poder no toleró tanto talento.

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                         


[1] Publicado en el periódico Informaciones Semanales de San Martín el  4/10/2008

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