Los Imprescindibles (II)
Un Maldito para la Prensa Oficial[1]
- En la Catedral de Chartres, un vitral muestra a los cuatro evangelistas como enanos sentados sobre los hombros de los grandes profetas del Antiguo Testamento y alguno lo asoció con una frase de Newton: “Si pude ver más lejos fue porque estaba parado sobre los hombros de gigantes”.
- ¿Y hoy de qué va hablar? ¿De circos con gigantes y enanitos o de la manzana y la ley de gravedad?.
- Hoy vamos a hablar de un niño bien…
- (cantando)…pretencioso y engrupido / que tenés berretín de figurar…
- Este no era como el de la canción, fue un intelectual porteño de familia acomodada. Ya por mil ochocientos noventa y tantos fundó una revista literaria con gran suceso y luego de la invasión norteamericana a Cuba, -mojón que en su vida nunca olvidaría- fue a conocer los EE.UU. Como correspondía a un hombre de su clase, pasó luego a París donde se codeó con los más famosos artistas, filósofos y políticos del momento. Después de estos viajes escribió “El peligro yanqui” como adelanto de su posterior producción periodística, ensayista y política
- Don Singulario, comienza a intrigarme. ¿De quién habla?
- Juguemos con la intriga, es un personaje de gran trayectoria cuyo nombre se ha borrado del calendario histórico, pese que alguna calle de Munro lo recuerde. Le cuento que a principios del siglo y ya vuelto de Europa, trayendo en su bajage las ideas socialistas que le trasmitiera su amigo Jean Jaures se afilia al partido fundado por Juan B. Justo y participa activamente en campañas proselitistas como un agudo conferencista.
- Y tenía unos bigotazos, ya lo descubrí, era Alfredo Pala-cios
- No se confunda, no era tan pintoresco. Hasta el centenario sólo escribía sobre cuestiones sociales haciendo hincapié en la búsqueda de lo “nacional” en abierta confrontación con su partido de ideas europeizantes, habiendo publicado libros como Mujeres de París, El arte y la democracia, Los estudiantes de París, Enfermedades sociales, El porvenir de la América Española entre otros. En éste último comienza a esbozar la necesidad de que todos los pueblos del territorio con una misma cultura, lengua y costumbres se conformen como una comunidad frente al adversario cuyos designios eran claramente hegemónicos.
- Sí que estoy confundido, ¿Había, por el novecientos, ya quiénes pensaban a EE.UU. como enemigo temible?
- Parece cosa e’Mandinga, pero los gringos, fueran yanquis o británicos, despidieron siempre un tufillo que repelía a los criollos y hasta a los perros cimarrones. En cambio los falderos de raza en las estancias le movían la cola alborozados cuando llegaban.
- Ese fulano del que me habla, ¿era estanciero?
- Probablemente su familia sí, pero se acercó a los montaraces y perdió todo. Pero eso fue después que recorriera el continente dictando conferencias que promovían la gran nación americana, especialmente en donde la agresión era más descarada, Cuba, Nicaragua, México, Honduras, Costa Rica. Los servicios norteamericanos lo acechaban logrando que no le permitieran entrar o lo expulsaban directamente por los gobernantes de turno.
- Por lo que me cuenta era un tipo de acción, no sólo escribía ni hablaba, también conspiraba ¿Es así?
- Pedro Orgambide [2] al recordarlo expresó “No fue profeta en su tierra. Es, aún, el gran olvidado del pensamiento político argentino. En cambio, sus ideas impulsaron la acción de hombres como el peruano Víctor Raúl Haya de la Torre o el nicaragüense Augusto César Sandino. Su nombre es citado con frecuencia en otros países de América latina; pocas veces en la Argentina”
Fue expulsado dos veces del Partido Socialista Argentino por su postura nacional en contra del internacionalismo. Neutral en las dos grandes guerras, apoyando críticamente a Yrigoyen en la primera, pensando más en el continente y sus pueblos que en las abstracciones teóricas políticas y las luchas imperiales ajenas.
- Debía estar lleno de enemigos…
- No le quepa la menor duda, teniendo en cuenta que aún hoy sigue sentenciado a ser un “maldito”. Del mismo modo se llenó de amigos como Bernard Shaw, Miguel de Unamuno, Rubén Darío, Romain Rolland, los esposos Curie, Mauricio Maeterling, Juan C. Mariátegui, Gabriela Mistral, Máximo Gorki, Miguel de Unamuno, Einstein, etc con quienes compartió manifiestos políticos, redacciones periodísticas, tertulias y agresiones imperialistas
- Nombra a fulanos grosos. Sáqueme la duda de una vez…
- Por no adherir al pensamiento hegemónico de la sociedad “bien pensante” y su prédica hacia el imperialismo yanqui que tempranamente comprendió, se hizo muy popular en toda América. Sus discursos reunían multitudes y el Departamento de Estado norteamericano controlaba sus movimientos como un agitador…
- Entonces hoy lo tildarían más o menos de terrorista ¿No? ¡Déle, dígame…!
- Me estoy refiriendo a Manuel Baldomero Ugarte (1875-1951), sólo reconocido por el gobierno que lo nombró embajador en México en 1946-48, con cuya burocracia tampoco transó y renunció exiliándose como tantas otras veces.
- Conozco esa calle que cruza la Panamericana, pero la verdad no sabía a quien se refería…
- Su trayectoria en el campo nacional es ampliamente valorada por los estudiosos [3] pero silenciada por el “establish-ment”. Acuñó, como título de un libro, la expresión Patria Grande que muchos la utilizamos sin conocer su origen, siendo mentor además de la “tercera posición” durante el comienzo de la guerra fría, y supongo que hoy estaría feliz viendo surgir el Unasur como su hijo dilecto.
Su nombre figura más en las crónicas sociales y policiales por su relación con Delmira Agustini, enorme poetisa uruguaya, quien fuera muerta por su ex marido en un hotel alojamiento, aparentemente celoso por la relación -epistolar- con nuestro invitado de hoy. Esta historia está magnífica-mente relatada en la Revista Nómada N° 2 de la UNSAM.
- Don Singulario ¿Y qué tiene que ver la Catedral de los Chantas con este pituco?
- Manuel Ugarte es uno de aquellos gigantes que conjuntamente a tantos otros prestaron sus hombros para que hoy podemos mirar a nuestra Nación Americana pariéndose en medio de dolores y alegrías hacia un futuro promisorio
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