Cosas de Negros [1]
-Don Singulario ¿tiene alguna revista con ilustraciones de la época de la colonia? Sabe que mi nuera me preguntó cómo vestían los negros para ataviar a los chicos en la fiesta del 25 de Mayo.
-Me parece que va a llegar tarde, como siempre. Probablemente ya preparó el corcho quemado y el disfraz de pasteleras o escoberos. Mañana es la fiesta y no queda mucho tiempo. Busque en esos manuales y va a encontrar cómo aparecían los sirvientes de antaño. También el oriental, don Pedro Figari, los retrató de mil formas, fundamentalmente bailando sus candombes.
-Es que no me gusta que los pinten de sirvientes, no me gusta esa palabra que es degradante. Tampoco acuerdo con disfrazarlos…
-Con las palabras, como decía Fontanarrosa, pasa la censura de nuestros propios hábitos discriminatorios, hay buenas palabras, hay malas palabras y hay palabras feas. Por ejemplo sirvienta o sierva (lunfardo, derivado del italiano “serva” según Teruggi[2]) son palabras feas, podemos decir servicio doméstico, la mejoramos aún llamándolas chicas, muchachas, o empleadas domésticas… Otra cosa, ¿Ud. sabe por qué a los que no pagan los impuestos les dicen que están en negro?
-Será para que Magoya los diferencie de los que pagan y los pueda detectar con sus inspectores.
-¿Magoya…? Cuenta Salvador Ferla [3] que en la época colonial todos los aparatos funcionaban “a negro” es decir que la esclavitud era la fuerza motriz que movía la sociedad entera. Le dedica un artículo muy enjundioso para comprender cómo desde Aristóteles “el esclavo era un artículo de confort hogareño, indispensable para tener la casa en orden y para que el jefe de familia pudiera dedicarse a la política y a la filosofía”
-¿Así don, que el término “estar en negro”, “pagar en negro” proviene de la época de la esclavitud?
-Sí, la historia es muy antigua, pero desde que los europeos entraron en contacto con el África negra, descubrieron que sus habitantes eran espectaculares para sus servicios: musculosos, resistentes, y fundamentalmente, con un color que los diferenciaba sin necesidad de otras identificaciones. La sociedad bien pensante y acomodada anterior a la revolución industrial dispuso de energía muy económica para satisfacer sus comodidades.
No hay que olvidar que a los esclavos no se les pagaba o se les retribuía con látigos. Por lo tanto eran baratos. De ahí a “pagar en negro” es decir mal y sin responsabilidades nos retrotrae en el tiempo.
-Mire Ud. a donde nos lleva la charla, yo quería disfrazar a mis nietos y aparecen los que se disfrazan para no pagar los impuestos de los “countries” que persigue Magoya y su ARBA llenándonos de carteles que recuerdan nuestras deudas, a las que no perdona ni rezando.
-¡Ah! Montoya, no se confunda, Santiago Montoya. Es que antes eran los “negros” los que estaban fuera de la sociedad. Desde que el mundo es mundo siempre hubo una clase que necesitó “fuerza motriz” y otra que la generó, y los gobiernos en general defendieron a la clase necesitada… de energía. Cuando la “tracción a sangre” se decide, vota y elige a quienes los van a proteger, aparecen los que no quieren pagar, a los que les gusta estar “en negro”.
-No aclare que oscurece, don…
-Ferla sigue contando que al decretarse la abolición de la esclavitud, los libertos pasaron a convertirse en “servicio doméstico” y entonces el vecino “decente y principal” en lugar de establecer una herrería o una panadería, se ponía un negro, no explotaba el negocio, explotaba al negro. Hoy, los “vecinos principales” que se sienten perjudicados con las retenciones, no explotan al campo, sembrando y criando ganado. Fondos de administración, alquilan campos y máquinas, usan semillas transgénicas, tienen pocos peones y “en negro”.
-Don Singulario, Ud. me hace pensar. Entonces por TV estamos viendo que los ruralistas vociferan porque les descubrieron al “negro”. Parecido a los turistas enojados que viajaban al Uruguay con los autos escrachados por falta del pago de patentes…
-Sí, y por eso chillan, tienen mala prensa. Sin embargo la negritud forma parte importante en nuestra cultura y sociedad. Sólo que para algunos “académicos” no existe y por tal motivo la desvían hacia lo marginal. Piense que más del 60% de los habitantes del país, quizá Ud. o yo, poseen (emos) algún entintado en la sangre. Lo que ocurre es que al pasar el tiempo las cruzas permiten el enmascaramiento y los tilingos que desprecian su origen, lo niegan. Mire lo que decía hace más de un siglo el peruano Manuel Antonio Fuentes [4] explicando las mezclas entre blancos, indios y negros, que dan mestizos, chinos, zambos, mulatos, cuarterones, etc.:
“A diferencia de los EE.UU., donde se es negro por la herencia de la sangre y no por el color de la piel, en Lima bastan cinco generaciones para que “desaparezca” la “negrura”. ¡Con razón tenemos tanto ‘blanco’!”
[1] Publicado en el periódico Informaciones Semanales de San Martín el 24/5/2008
[2] MARIO E. TERUGGI, “Panorama del Lunfardo”, Sudamericana, Bs. As, 1979, p 84.
[3] Todo es Historia N° 197 de octubre de 1983, p 94 y 95
[4] MANUEL ANTONIO FUENTES, “Lima” en la “tabla genética”, citado en la contratapa del disco Canto Negro de Nicomedes Santa Cruz en edición Pagoda, N° 18001
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