martes, 23 de noviembre de 2010

UTOPÍAS ¿O NO TANTO?

Utopías… ¿o no tanto?
Por don Singulario
-¿Para dónde rumbeamos ahora don Singulario?
-Continuamos caminando hacia el futuro en pos de las utopías.
- Ud. siempre habla en difícil ¿para qué sirve la utopía?
-Escúchelo a Galeano “La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar.”
-¿Y no sería más fácil que me invite a caminar, don, sin tantas vueltas?
-Sería, quizás más fácil, pero probablemente nos perderíamos la aventura de continuar viviendo. Fíjese que Ud. usó la palabra “rumbear” con la que nosotros encabezábamos muchos artículos, traíamos historias, costumbres, dichos, documentos antiguos, generalmente referidos a nuestros principios como Nación…
-De acuerdo, con material viejo lo daba vuelta para que se pareciera a lo que nos está ocurriendo ahora, y no se guardaba de criticar la historia oficial…
-Estamos hablando en pasado y yo pienso seguir. Ahora lo que dice, un poco más o menos es así, el sentido de las utopías que soñaron nuestros mayores y un poco más acá, nuestros padres, hermanos e hijos a los que acompañamos. Estamos caminando y el camino es celebración. Es alabar, aplaudir a los utopistas. Conmemorar es hacer memoria de los hechos faustos que nos crearon, y no sólo fueron batallas militares…
-Ya lo veo venir, pasó el bicentenario y continúa festichero…
-Es que somos muchos los conmemorantes, los celebrantes que nos habíamos preparado para que el 25 de Mayo fuera una hermosa fiesta. Pero sin mentiras ni ocultamientos. Y fue un festejo que nos incluyó a todos.
-Es cierto, en verdad a muchos más de los que los pronósticos más optimistas presagiaban, era increíble la marea humana, turistas, familias con chicos, todo tipo de vestimenta desde la más paqueta a la más humilde… ¡Y qué cantidad de jóvenes…!
- No fue una celebración sólo para cierta “gente” como ocurrió en el Centenario. La construcción social de nuestro país es muy compleja para pensarla homogenea. Desde aquellos habitantes que vieron asombrados llegar en barcos hombres barbados mucha agua corrió por los ríos y diferentes corrientes humanas se fueron afincando. Algunas involuntariamente como aquellos de piel oscura encadenados, junto con los negreros transmutados en comerciantes; otras con gringos de idiomas y costumbres diversas provenientes del cercano oriente o europeos de los más variados países que buscaban paliar el hambre o que querían hacer “la América”.  Cada uno con su identidad, pero que, en lo cotidiano se fueron ayuntando… y nacimos mestizos.
-Sabe don, eso se veía por todos lados, caras aindiadas junto a otras con ojitos rasgados y pelos motas, rubiecitos en brazos de madres morochas, una ensalada increíble.
 -E íbamos caminando y conmemorando, recordando cada uno de los hitos que nos conformaron, y mirando ese futuro que se hacía presente a cada paso. San Martín, Belgrano, Moreno, Castelli no pensaron un país de sangre limpia de mezclas, nos fuimos haciendo en lechos calientes donde se engendraron purretes. Aquellos que, ya grandes, laboraron y estudiaron, en  telares y alfarería, en imprentas y el campo, en escuelas taperas y campus lujosos…
-Ya lo voy pescando, Ud. nos habla del crisol de razas…
-Pero no el de los libros que preconizaban gente europea limpia y trabajadora versus nativos indolentes y sucios. El crisol real donde se fundió la nacionalidad. En los altos hornos se produce la mezcla de diferentes metales, de ahí se obtiene la aleación noble y sobre la superficie del recipiente queda la escoria. Aquí por circunstancias varias se produjo al revés. La escoria de la superficie es la que aparece escrita como lo importante y el noble producto anda devaluado.
-Déme algún ejemplo don…
-Las tejedoras del norte que desaparecían tras las telas de Manchester; el cañero convirtiendo el dulce azúcar en amargura para sus hijos; los hacheros santiagueños transformando el quebracho en durmientes y el bosque en desierto; la red del ferrocarril -ahora desbaratada con pueblos fantasmas-, convergiendo en los puertos para los barcos gringos, llevando carne y granos, mientras dejaban el carbón de Cardiff y los productos manufacturados nacidos en la revolución industrial.
-¡Qué mezcolanza, don!
-Y en esa mezcla hay un componente ignorado en sesudos análisis académicos: nuestros paisanos…
-¡Ah, Ud. dice los gauchos! Aquellos cabecitas negras, los de tierra adentro, los pajueranos…
- Todo lo suyo es despectivo, de Billiken, afirmaciones que confirman la inteligente pedagogía colonizadora. Pajueranos son los de afuera, ya Jauretche decía que si eran de “adentro” serían padentranos en todo caso. Para el puerto lo extranjero es “adentro”. El cabecita negra vino con la industrialización y muchos “medio pelo” somos sus descendientes. El “gaucho” siempre fue el personaje folklórico con ropa típica para festivales.  El paisano que me refería es todo eso que Ud. nombró pero digno. El hombre que habita el país en toda su extensión, independientemente de su origen, piel, cabello, idioma, ropaje, profesión y oficio. Y en su dignidad se encuentra la grandeza del país. Con hombres devaluados, desmoralizados es fácil conquistarlo…
-Disculpe don, es que a veces nos olvidamos y repetimos como loros. ¡De qué me voy a burlar yo si peino chuzas y soy lampiño como bebé…!
-Me refería a nuestros compatriotas, nacidos en Jujuy o Tierra del Fuego, Mendoza, Misiones o Bs. As, pero también en Asunción o Santiago, Pocitos o Potosí, Sucre, Quito o Santo Domingo, Port Prince y la Habana. Y no descarto a los nuevos inmigrantes chinos, coreanos, rumanos y chechenios. Aquellos y estos que llenamos surcos y fábricas, trincheras y plazas seguimos caminando con fe
-Y Ud. don, continúa juntando…
-Pero no rejuntando. Los "horribles" siempre nos tuvieron pavor a todos juntos. Bombardeos, estados de sitio, reorganizaciones nacionales, procesos, felices pascuas, primeros mundos y mil formas más de sacarnos violentamente de las plazas y calles que ahora estamos volviendo a poblar en paz.
- Don Singulario, hablando de sueños, ¿qué sueña su utopía?
-El bicentenario del 2016 con trenes, y colectivos repletos que vayan y vengan de las fábricas y oficinas; pueblos florecientes con calles llenas de camiones y autos, bicicletas y motos con conductores sonriendo felices; propietarios que no piensan en barrios cerrados sino en sus vecinos, colaborando en los clubes y sociedades de fomento, con bailes populares y equipos de jugadores jóvenes en torneos barriales y nacionales; asociaciones de jubilados viajando y compartiendo; hospitales y escuelas equipados con profesionales competentes y bien pagos, medios de información que me cuenten las verdades de los ruralistas y la de los peones…
-¡Pare don…! Eso es Argentina año verde…
-Mientras camino, yo sueño despierto, recordando lo que viví. Todo lo que le conté, a mi no me lo contaron. Y si me animo a escribir mi utopía -que seguramente es la de muchísimos de mis paisanos aunque no usen botas ni chiripá- es para advertir a aquellos horripilantes que nos lo quitaron, que no intenten regresar…
(PD: Yo lo viví porque fuí uno de aquellos "únicos privilegiados" cuando mi viejo laburante me mandó a estudiar sin guita y me recibí de técnico)

donsingulario@hotmail.com

PUBLICADO EN INFORMACIONES SEMANALES DE SAN MARTÍN EL 5 DE JUNIO DE 2010 

No hay comentarios:

Publicar un comentario